No es ningún secreto que el transporte de personas y mercancías es una de las principales fuentes de contaminación ambiental.
En el caso de los vehículos terrestres, defirentes modalidades de teconlogías eléctricas, se plantean como alternativas para sustituir los motores de combustión.
¿Pero es viable sustituir todos los vehículos de combustión por vehículo eléctrico? ¿Los plazos son realistas? ¿En qué modo cambiará nuestro estilo de vida?
El transporte terrestre es el responsable de hasta un 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
En esta estadística no se tienen en cuenta otras fuentes de contaminación producida por la automoción. Componentes como el aceite del motor, líquidos anticongelantes, de freno , aparte de los residuos producidos por la propia fabricación, son solo algunos de los componentes que habitualmente no recogen los informes.
Actualmente, el debate se centra más en los problemas inmediatos de la sustitución de los vehículos de combustión por los eléctricos, tales como los sistemas de recarga, el papel de las renovables, normativa, subvenciones…
Pero el verdadero problema, es que actualmente se consumen cantidades ingentes de combustibles tanto para el transporte de personas como de mercancías. Por esta razón, el binomio «transporte-energía» debería ser uno de los principales puntos de atención sobre movilidad.
La transición del transporte no es posible sin la transición energética, y la transición energética no es posible sin la transición del transporte – Rana Adib
Esto pone de manifiesto la necesidad de reducir la demanda energética del transporte, pero también indica que hay que cubrir la energía que consume el transporte con energías renovables.